Los
sectores educativos
La
enseñanza primaria se realizaba en cualquier lugar, incluso en una taberna. La
formación era simple y diferente para cada sexo, a los niños se les instruía en
lectura y escritura; y a las niñas se les instruía en principios de fé,
costura, economía doméstica y muy raramente lectura. A estas instrucciones
asistían niños de entre seis y diez años, aunque su asistencia era muy
irregular ya que las clases se adaptaban al ritmo estacional de la agricultura.
Los padres de estos niños no veían necesaria la asistencia de estos, lo que
propicio una alta tasa de analfabetismo en las clases más bajas.
Con
el tiempo aparecieron las escuelas de oficios en las que se formaba a los
adolescentes a desempeñar una labor en concreto. Esta formación se llevaba a
cabo tanto en escuelas como en los propios talleres, y existía la idea de que
si se impartía una mayor formación mayor sería el rendimiento. Este tipo de
educación también era impartida a las mujeres, a las cuales se preparaba para
incorporarse a la industria textil.
La
enseñanza secundaria se impartía en las escuelas de gramática, en las cuales se
impartían multitud de asignaturas siendo latín la de más importancia por su
vinculación religiosa y por su uso en la justicia o en las relaciones
internacionales. Estaban mejor organizadas y tenían el apoyo del Estado y de la
Iglesia, siendo los encargados de formar las élites europeas. Estas escuelas
fueron indispensables en el mecanismo de la reproducción ideológica y no se
desprendieron de la tutela clerical hasta el siglo XVIII. A todas las compañías
religiosas dedicadas a la formación se le sumo la Compañía de Jesús, cuyos
métodos empleados les valió tal reconocimiento que se convirtieron sus escuelas
en destinos exclusivos para la nobleza.
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