Mas
el primero en emplear la imagen del pigmeo sobre el hombro del gigante fue Juan
de Salisbury (cf. parte II, § 23), en plena Edad Media, dando así un
ejemplo de aquellas anticipaciones medievales de las posiciones humanísticas,
a que nos referíamos antes. No en vano Juan anunciaba también la corriente
empirista que tanta importancia tendría para el pensamiento moderno.
Sin
embargo, no hay que confundir las iluminaciones geniales y aisladas,
que no expresan otra cosa que simples veleidades, con la efectiva
maduración de una cultura nueva y constructiva.
También
en Dante Alighieri la idea de “renacer” tiene un significado religioso, moral
y civil que no se aparta en lo más mínimo de los esquemas caros al Medioevo.
Sin
embargo, aunque la cultura de Dante es medieval y escolástica, su obra poética
anuncia ciertos aspectos fundamentales del Renacimiento. La poesía
autobiográfica de la Vita nava expresa la renovación que sufre el
poeta bajo la fuerza espiritualizadora del amor. Merced a esa renovación el
poeta se hace capaz de componer según el “dolce stil novo” —el dulce estilo
nuevo—, es decir, no movido por una fría elaboración doctrinal, sino inspirado
por el amor que lo hace hablar como le dicta en el interior del alma
(Purgatorio, XXIV, 49 ss.). En la Comedia la idea de
la renovación se extiende del hombre individual a la humanidad entera y a las
instituciones fundamentales, Iglesia y Estado. La finalidad del viaje de Dante
por los reinos del trasmundo no se reduce a la salvación del alma del poeta.
Dante está vivo y deberá manifestar su visión al regresar entre los vivos, a
fin de que los hombres repitan con él su trayecto y al hacerlo se renueven en
su compañía. El renacer del mundo contemporáneo; he ahí lo que Dante espera de
su obra poética y ese renacer es una vuelta a los orígenes. La Iglesia debe
renovarse retornando a la austeridad primitiva, según la admonición y el
ejemplo de Santo Domingo y San Francisco. El Estado debe recobrar la paz, la
libertad y la justicia que eran las prerrogativas del imperio de Augusto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario